Viene al caso
que en la misma semana en la que leo esta novela voy también al teatro. Y como
el universo tiene esa manía de juntar las cosas por alguna razón, me encuentro
ante dos poderosos relatos sobre el silencio, la guerra, y los seres anónimos
atrapados en ambos: El retrato de Irene
de Alena Collar, e Incendios de Wajdi
Mouawad.
El tono es
distinto - casi opuesto - y ese contraste ha enriquecido la lectura. Ha sido
como comparar dos radiografías del silencio. Una externa con Incendios, donde los silencios se graban
y contagian. Y otra interna con El
retrato de Irene, donde los silencios se hablan, se escuchan, y encajan sus
piezas en un cuadro que deja de ser impreciso.
El retrato de Irene me sorprendió por su cambio de ritmo. Una historia que parece lírica e intimista en las primeras páginas, se impulsa de repente y con fuerza hacia la acción. Conecta tramas del pasado y el presente, a saltos entre Chile y España. Nos transporta a un ayer reciente - y a la vez lejano - a través de unos personajes que parecen reales gracias al dominio de los diálogos de Alena Collar, y a su capacidad para enlazarlos con las voces internas de sus dos protagonistas, Álvaro e Irene.
"Nunca
tenemos el retrato completo de alguien."
El retrato de Irene me sorprendió por su cambio de ritmo. Una historia que parece lírica e intimista en las primeras páginas, se impulsa de repente y con fuerza hacia la acción. Conecta tramas del pasado y el presente, a saltos entre Chile y España. Nos transporta a un ayer reciente - y a la vez lejano - a través de unos personajes que parecen reales gracias al dominio de los diálogos de Alena Collar, y a su capacidad para enlazarlos con las voces internas de sus dos protagonistas, Álvaro e Irene.
Lo primero que
sentí al leer esta novela fue esa confidencialidad de las conversaciones en las
cocinas. ¿Qué tendrán las cocinas? No. En este caso es una casa entera a punto
de venderse. Álvaro descubre allí los diarios de su abuela; un relato que rompe
el silencio. Comienza despacio en un jardín y de pronto se convierte en un viaje
lleno de pequeños misterios en el que va encontrando piezas de una historia; la
que Irene ha ido guardando para no lastrar la infancia. La que le hace dar un
giro a su vida.
Bajo su
apariencia de historia familiar, esta novela trata sobre la temible intolerancia
de los pueblos cuando convierten en dogmas las ideas; sobre los seres anónimos
de las guerras que terminan encerrados en el exilio del silencio; y "sobre
esa cosa íntima que es la libertad de pensar".
"Gente
normal.
Gente que tiene sus ideas sobre las cosas,
pero que no iría al frente
ni mataría a otros por ellas
ni
traicionaría a sus amigos por su forma de pensar."
Explora el
silencio como instrumento de libertad, como refugio, y como escudo.
"Pero
yo no quería guardar silencio."
Me gusta
especialmente el personaje de Edurne. Su fortaleza interna, su valor de la
amistad en la distancia, su respeto al silencio de Irene, y esa rebeldía contra
los secretos de la guerra.
"A
mí el silencio me parece que complica todo."
Pero entiendo a
Irene. Porque no todos los silencios son iguales. A unos se llega por voluntad
propia y son como jardines privados. Pero hay otros que nos vienen impuestos,
como heridas de guerra. Esas heridas anónimas. Silencios que duelen con esa
violencia interna que no tolera los gritos.
"Los
copos de nieve son las palabras que tiene el silencio cuando algo es inexpresable."
"No
siempre podemos irnos."
Hay un hilo
argumental muy sutil dentro de este entramado familiar: la historia de un
matrimonio. Collar va creando la imagen del abuelo a través de elipsis y
miradas fuera de campo, y lo convierte en un personaje muy completo, y describe
muy bien cómo el vínculo de la pareja va cambiando a lo largo de la historia.
Cómo se van rompiendo las distancias, y el otro termina siendo el refugio, el
jardín.
"Ese
tono menor en las relaciones. Bajar el diapasón."
"Y
otra vez eligieron por mí."
"Si
perdura es amor."
El personaje de
Irene - introspectivo - tiene una conexión especial con lo inmaterial. Esa sensibilidad
- esa inteligencia emocional que dirían ahora - le hace ser, a la vez, fuerte y frágil.
"La
Belleza no conoce de tránsitos."
"Las
estrellas son indiferentes a la muerte.
Podemos
contemplar el esplendor de su belleza mientras caen las balas
alrededor..."
"La
Belleza siempre nos espera."
El libro está editado por Baile del Sol
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