domingo, 5 de junio de 2011

Viaje al desencuentro. Copia certificada

Copia certificada.
Dirigida por Kiarostami.
Juliette Binoche ganadora del premio a Mejor Actriz del Festival de Cannes 2010
Artículo: Lucía Alcina

Viaje al desencuentro

Ésta es una película para observadores, para los amantes del documental. Y está lejos del gusto de los soñadores, y del placer del espectador práctico. El ser humano es visto a través del microscopio, y su relación con el mundo se nos hace tan lejana y compleja como la reproducción de la langosta.

¿Y por qué escribo sobre ella? Porque toma el tiempo necesario para describir la dolorosa metamorfosis que se produce con el paso del tiempo, y la describe desde la oscuridad de la crisálida en la que los humanos nos ocultamos en nuestra madurez, hasta el momento de crisis en el que rompemos su esqueleto para convertirnos en mariposas.

Todo comienza con una madre en una sala de conferencias enamorándose de un hombre. Éste defiende las obras de arte originales frente a las copias. A partir de ahí comienza una relación que dura un solo día, un viaje de unas horas en las que se condensa toda una vida. Y en ellas el director nos muestra que la ilusión, la alegría, y la fuerza de un “original”, son irrepetibles. Y por tanto, una “copia” de la sonrisa de la Gioconda de Da Vinci siempre nos dejaría vacíos.

Juliette Binoche interpreta, especialmente en los largos primeros planos de la escena del restaurante, a una falsa Gioconda que desea volver a ser su original. Y es en este momento cuando entendemos que se trata de una película sobre el paso del tiempo. Sobre el desamor. Sobre lo duro que es mantenerse “original”, sobre el esfuerzo infructuoso de sostener una ilusión.

“Lo único que ella necesita es que camine junto a ella.” Esta sencilla frase, que un individuo le dice al falso marido de Juliette, lo resume todo. La mujer es descrita como la parte sentimental de la pareja, el individuo que quiere mantener viva la llama de la relación original, y para ello colorea a cada paso el rastro gris del tiempo.

El hombre, en cambio, se siente incapaz de disfrutar de un sencillo vino. ¿Por qué con los años requiere una exquisitez sublime para concentrar su atención? Exige esa exquisitez porque le concede el honor de hablar de su conocimiento sobre el vino. Le concede alabarse así mismo. O lo que es lo mismo, esconderse en una brillante crisálida. ¡Cuán diferente a la sensación alegre de la juventud de beber un vino por el simple hecho de “compartirlo”, o de disfrutarlo! ¿Por qué no quiere compartir ya? ¿Por qué camina solo? ¿Por qué se esconde en su trabajo?

Copia certificada recuerda a Viaggio in Italia de Rossellini, en el que Ingrid Bergman y George Sanders interpretan a un matrimonio en crisis que viaja a Italia, donde se ven envueltos en un volcán de sensaciones de una cultura extraña que les hace sentirse solos y desamparados. Y este vértigo ante el abismo de lo desconocido los reúne de nuevo bajo la protección de la “cultura” que comparten. La cultura entendida como la trama de momentos, decisiones, gustos, miradas, formas de entender la vida, compartidos por una pareja. Una microcultura que no es posible construir con silencios y distancias. Una masa abigarrada de emociones y situaciones que se han vivido, y superado, en común.

Kiarostami, al contrario de Rossellini, estudia al matrimonio que carece de una cultura compartida. En la escena de la taberna, el marido, inglés, explica así a la tendera por qué no habla el mismo idioma que su mujer, francesa, después de cinco años viviendo en un país extranjero: “Es que mi familia hace su vida, y yo la mía”.

Ante la falta de una “cultura” que los una, la pareja no tiene otra opción que reinventarse a sí misma, puesto que las copias falsas no perduran, ni alimentan el alma. Cómo decidamos romper nuestra crisálida es una aventura. Algo parece claro. Ya sea a la manera de Rossellini o la de Kiarostami, las relaciones no se construyen solas.
* Recomiendo escuchar esta canción después de leer mis comentarios sobre la película
Volcano de Damian Rice