"Y tu principal objetivo: capturar elementos volantes."
Hubo una vez un editor con olfato que se atrevió a devolver
lo bello a las estanterías y descubrió a Almudena Sánchez. Este es sólo el
primero de los libros de alguien que nació para escribir. Su lenguaje y sus metáforas - cargadas de pólvora joven -
dinamitan la nostalgia del escritor europeo y ensanchan el aire de los cuentos. Lo absurdo del mundo se vuelve lírico en sus manos.
Los verbos respiran otra atmósfera donde no existe lo
imposible. Lo primero que llamó mi atención al empezar a leer fue el
equilibrio. El ingenio de las palabras. El desafío de hacerlas rodar por un
finísimo cable que a veces las hace reír y a veces las llena de vértigo, pero
siempre las invita a recoger la basura universal suspendida en el cielo - o en
el agua. Esos objetos que colonizan lo humano por tierra, fuego y agua.
Cuando presenta a un personaje, levanta el ridículo disfraz
de la suerte y lo deja en cueros, en las palabras superfluas de un currículum. La
acústica de los iglús avanza en descripciones hasta los límites de la mecánica
del verbo , hasta acabar con todos los adjetivos improbables. Y lo hace en un
vaivén sonoro de párrafos con música.
"En el fondo no le tengo miedo a
esto; a la perpetuidad de lo invisible."
"Y yo maldigo que la soledad sea
el éxito, que esas dos palabras estén cada día más juntas y que un día dentro
de cien años sean sinónimos."
Conoce cada esdrújula y les aprieta el talle con frases de
sastre. Nuevas y a medida de lo ilógico y lo onírico.
"Yo quería ser como él. Nadar
eternamente como él."
"Sentir el estallido de los bosques, de los desiertos y volver a asomar la cabeza, minutos más tarde, para contemplar un eclipse prehistórico de sol..."
"Sentir el estallido de los bosques, de los desiertos y volver a asomar la cabeza, minutos más tarde, para contemplar un eclipse prehistórico de sol..."
Me gusta especialmente el trabajo de los espacios en el
relato El nadador del Hotel Minerva.
Me recuerda a Las Olas de Woolf, pero
distinto. La lírica submarina de la locura bajo el agua. La búsqueda de una
densidad acuífera que quiere ir más allá de una habitación privada, que quiere
romper las esquinas y llenarlas de un escondite infinito. Y en esa aventura
advierte que las piscinas no son más que pozos sin salida, que el mar es un
vertedero, y que lo único que nos queda es el aire.
"Y respiré, además, las brisas
plateadas del Polo Norte."
" Y un día me despierto y
respiro un ciego nadando y no sé ya qué hacer, pues no contaba con respirar
cosas así."
La acústica de los iglús - Fotografía de Lucía Alcina |
La acústica de los iglús, editada por
Caballo de Troya, se presentó el pasado 23 de septiembre en la librería
Cervantes y Compañía, en el barrio de Malasaña.
#laacusticadelosiglus #caballodetroya #cuentosdealmudenasanchez
Interesante, ¿qué más ha publicado este editor? Le seguiré la pista.
ResponderEliminarCada año la editorial Caballo de Troya elige un 'editor invitado'. Alberto Olmos ha sido el editor invitado durante el pasado curso, y La acústica de los iglús es una de sus apuestas.
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