miércoles, 31 de agosto de 2016

La útima butaca de la primera sesión de un desierto

Durante estos días, que ya vienen siendo largos - días con centenares de lunas - me resulta difícil seguir el curso de las letras. Es una extraña enfermedad la de no poder ingerir frases. Pero voy de todas formas al viejo edificio de los libros por si en algún momento me entra el hambre, y busco en la estantería de los autores que empiezan por la "S"- mi letra favorita.


Un músico que trabaja allí ordenando partituras, se me acerca justo cuando alcanzo el volumen azul de letras plateadas.

- Sabía que venías a buscar El principito.

Algunas personas grandes saben de lo que hablan. Por eso me guiña un ojo y saca del bolsillo una entrada de cine. La de la última butaca de la primera sesión de un martes que se asemeja a un desierto.

- A alguien se le ha ocurrido hacer una versión para la pantalla grande.

La deja caer en mi mano y me quedo mirando ese papel arrugado que es un vale de la tintorería de mi calle. Me hace reír este músico. Ahora me acuerdo de dónde está esa butaca. La de la primera sesión de un desierto. Y subo al desván, al que no llega el ascensor, y me dejo caer en el balancín escondido en la penumbra, donde cierro los ojos y abrazo el volumen azul.

Mañana volveré al cine a balancearme en este rincón a media luz. Pensaré en ti, o en esos pedacitos de inocencia que viven en ti, y los sentaré, junto al niño que fui, a leer abrazados la historia de la serpiente que no era un sombrero.



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He aquí las primeras frases ingeridas en mi convalecencia. Las pronuncia un zorro sin domesticar que busca tener un amigo para que los días largos se distingan entre sí:

"Ven a la misma hora"
"Los ritos son necesarios"
"Si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón"
"Un rito es lo que hace que un día sea diferente de los otros"

 
 
"Lo esencial es invisible a los ojos"
"No se ve bien sino con el corazón"
 
 
Citas e ilustraciones de El principito de Antoine de Saint - Exupèry
 
Microrrelato de Lucía Alcina
 
 

martes, 30 de agosto de 2016

Impresionistas y modernos, la colección de Phillips en Madrid

Esto es sólo un breve paseo por la exposición de la Phillips Collection que estará en Madrid hasta el 24 de octubre. Viajamos a través del siglo XX en un recorrido circular por seis salas que nos llevan desde los paisajes de Courbet y Antoine Felix Boisselier hasta la abstracción de Pollock y Mark Rothko. Encontramos obras de Cezanne, y uno de los últimos cuadros de Van Gogh donde la hierba alta ahoga el aire y empuja al horizonte arriba - el horizonte al límite.
 
No apunté el título de los cuadros. Había caminado doce kilómetros antes de llegar a la exposición y guardé mis fuerzas para retener las impresiones tan distintas que me dejó Raoul Dufy con su color animado, y Oskar Kokoschka con su trazo enérgico. Me dejé fascinar una vez más por Degas, capaz de lo más íntimo y lo más ligero. Me sorprendió la delicadeza de Morisot, y la obsesión de Pierre Bonnard; la textura de los pequeños cuadros de Vuillard, el cambio de registro de Bracque, y la semejanza de La habitación azul de Picasso con un cuadro de Munch - esa soledad de la que beberá Hopper.

Raoul Dufy - El estudio sin límites
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Berthe Morisot - La estancia secreta

Degas - Al cuidado de su pequeño

Degas - Bailarinas

Picasso - La habitación azul
Edouard Vuillard - En la intimidad del invierno

Pierre Bonnard - Vidas íntimas

Oskar Kokoschka - Una visión de los Alpes


Bracque - Uno de sus últimos cuadros
Bracque - Uno de sus primeros cuadros


Ben Nicholson - Una abstracción romántica
Arthur G. Dove - Reflejos


Georgia O'keefe - Flores



Los títulos me los inventé a modo de guías.

Raoul Dufy

´#luciaalcina #viewsfrommyinnerwindow #arteenmadrid
 
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viernes, 26 de agosto de 2016

Vivian Maier, en búsqueda de la identidad

Vivian Maier a través del espejo, en un detalle de una de sus fotografías.


El espejo protege la película de la luz que pasa por la lente.
Cuando se dispara la máquina para sacar una foto, el espejo se levanta
y deja que la luz pase para la película permitiendo que se conforme la imagen en ella.

Allí parecía querer quedarse escondida, dentro de su Leica, envuelta en unos negativos de breves instantes de luz.

 
Su aventura de 120.000 negativos sin revelar nos indica su intención de buscar, sin exponerse, sin descubrirse a los otros. No publicó ninguna de las fotografías que tomó durante cuarenta años. Todos los carretes, guardados en una maleta, se subastaron y se hizo con ellos un cineasta. Ella murió sin poder conservarlos por no poder afrontar los gastos de almacenamiento.


Fotógrafa callejera, domina la cámara y el encuadre a pesar de la inmediatez de lo que capta.


Fotografió Chicago y Nueva York.





 
Aquí os dejo unos pasos por si os interesa el misterioso baúl de Vivian Maier o las historias de rescates de tesoros fotográficos.


La exposición donde tomé las fotos la organizó la Fundación Canal dentro de la sección oficial de Photoespaña.

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Lucía Moholy, la fotógrafa de la Bauhaus


 
Lucía Moholy vivió entre los artistas de la Bauhaus capturando la esencia de un trabajo estético que cambió radicalmente la arquitectura y el diseño del mundo, y cuya influencia llega hasta nuestros días.
 

La exposición organizada por Photoespaña termina el 28 de agosto.

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Louise Dahl-Wolfe, la luz y la escena

El insólito encuadre de Louise Dahl-Wolfe en una de sus fotografías mantiene vigilantes los ojos de los visitantes que se agolpan al llegar frente a la imagen. Es porque Dahl-Wolfe tenía esa cualidad cinematográfica de imprimir misterio en la composición. Me la imagino viendo líneas de luz y de contraste en su cabeza, me la imagino pensando en el individuo y su frontera, en el contorno que separa un paisaje y un ser humano. Esa línea curva, ese trazo grueso, esa elegancia de habitar lo extraño.

 
Introdujo la luz natural en la fotografía de moda, y fue la descubridora de modelos enigmáticas como Lauren Bacall. Hizo de cada toma una puesta en escena, y por eso tenemos la sensación de que falta algo, de que esto que vemos no es más que el comienzo de una historia.

 
También fue retratista de artistas americanos. Hice una toma de su fotografía de Edward Hopper y Josephine Nivison ( Jo Hopper), en el Círculo de Bellas Artes donde ha tenido lugar la exposición del trabajo de Dahl-Wolfe bajo el título Con estilo propio.

 
 
Tiene una fotografía preciosa titulada Night Bathing, la podéis ver - y conocer más de su biografía - en la web del International Center of Photography.

La exposición, organizada por Photoespaña, termina el 28 de agosto.

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domingo, 7 de agosto de 2016

Shirley Baker, la belleza de la inocencia

Bajo el título Mujeres, niños, y hombres que dejan pasar el tiempo, Photoespaña 2016 presenta la exposición de fotografías de Shirley Baker en uno de mis lugares favoritos, el Museo Cerralbo.

 
 

 
 
 
 
 
Autoretrato - Shirley Baker
  





 


 
 
Shirley Baker estudió fotografía en Manchester en los años 50. En esa época las restricciones sindicales dificultaban la contratación de reporteras gráficas, así que decidió trabajar por su cuenta en sus propios proyectos documentales. Durante veinte años narró en imágenes la demolición de los barrios marginales de las ciudades del norte de Inglaterra. A través de sus fotografías vemos el impacto que la reconfiguración del paisaje - producido entre los años 60 y principios de los 80 - en la vida de la gente.
 


 
#viewsluciaalcina 
 
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lunes, 1 de agosto de 2016

Ventanas de Asturias

Cada una de estas ventanas tiene más de una historia. Niños y abuelas que juegan en las cocinas de verano, viajeros con mapas, amantes, un adolescente que toca la guitarra, un pescador que otea el puerto donde su barco está anclado.
Los alféizares de estas ventanas esconden pensamientos secretos,
de sus habitantes, y de exploradores fortuitos.

Naves. El camino de Santiago cruza por la plaza de la Fonte, allí descanso tumbada en un banco bajo la sombra fresca de los árboles. Entrelazan sus ramas y me resguardan del sol de agosto. En este pueblo está la sidrería El Cabañón, donde se come con especial alegría. Naves no está junto al mar, pero el azul del muro que enmarca esta ventana es mar suficiente porque el sol que lo baña es marinero.
 

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG910BRayJeltgs48vSbWCoTYrS11pOKhRXEd60KjsxuPotJzEwlMJPdQN58cG7dlUDv-tqqT0PkYbt53qVfQ2u-TMiGY0I-2Bt1hpX53Wr378iEY28nR1Ymf1xGYzLTHpAQLzJh67plZb/s200/Viav%25C3%25A9lez.jpg
Que tu ventana dé a un jardín y a un puerto, y no a cualquier puerto sino al de Viavélez... ¿Veis a la derecha al fondo los dos faros? Pues subid bordeando este muro hacia el mirador que queda a la derecha, más arriba, y disfrutad de la entrada de los barcos.


Asturias está bañada de colores vivos y leyendas, y a esta ventana sobre la arena de Cuevas de Mar la enmarca el azul de las Nereidas. Dibujan un espacio por el que vuela el aire, imitando a las olas, que en esta playa abren pasillos de juegos en la roca .
 

http://viewsfrommyinnerwindow.blogspot.com.es/p/my-windows.html
Cudillero cuelga sus ventanas al Cantábrico. Los que viven allí están hechos de algún material homérico que sobrevive a la sal y al canto incesante de gaviotas. De espaldas al mar me sorprende el rincón de uno de esos habitantes. Un espacio minúsculo que concentra hogar y trabajo.
 

Esta ventana saluda desde una cocina en Viavélez con toda la alegría que deben llevar los guisos de una abuela que se escucha jalear a sus nietos para que salgan de la cama y vayan a correr por las calles empedradas.

 

Corredor de colores en el pueblo marinero de Tazones
 
 
Arriba en Allende, en La Montaña Mágica, me siento bajo un tragaluz a decidir qué haré mañana. ¿Dónde ir no importe el tiempo? ¿Es la lluvia más rápida que el sol? El reloj de viento silba ahí fuera y los caballos hacen sonar al suelo. ¿Por qué me preocupo de mañana? Ellos saldrán a correr, aunque el frío se haga dueño de las horas, y esta noche hay espectáculo de estrellas.
Ventanas verdes de Viavélez
Detrás de estos cristales, un joven ha pasado la noche abrazado al cuerpo ondulado de su guitarra. Su mano descansa sobre el mástil. Los párpados cerrados y el sueño abierto a medio despertar. El sol entra por el mismo lugar que la luna, pero con luz invasora. Aprieta las pestañas y pasa los dedos por los trastes. En las clavijas se para. Acaricia la redondez blanca. Sonríe en duermevela. Mañana de verano. El alma vibrante de su inseparable nocturna cierra los labios y el cuerpo canela se convierte en madera inerte con el día. Aquí reposa la escultura de una fantasía. Y aún nos preguntamos por qué los jóvenes duermen hasta tarde.
Veo volar duendes en el destello esmeralda de un espejo. Pasitos de musgo y escalera trepan a esta ventana junto al suelo. Muralla blanda en corazón de piedra de unos enanos que crecen hacia abajo. Los pies en las bodegas bolean manzanas, y la sidra sube al alambique por esta cava oculta de Viavélez. Se escuchan voces menudas embotelladas en canicas. Burbujas de fiesta subterránea.

Hoy es el día que vamos juntos a descender el Sella. Ayer nos picó el sol y vamos rezagados. El olor de las vaquerizas y el sonido del F.E.V.E. entran por el ventanal del primer piso. Café mientras miramos los Picos de Europa desde Ovio. No se dejan ver todos los días para que miremos más cerca. La naturaleza como mantel del desayuno.

 
El Naranjo de Bulnes es muy madrugador. Se queda quieto sólo en días despejados, pero es entre nubes cuando él es feliz. Durante semanas enteras se hace el invisible y su cuerpo de roca escapa hacia el levante a recoger melocotones y naranjas. Los Picos de Europa - sus hermanos - se enfadan, ponen el cielo gris, y lloran lluvias de hielo. Con sacos de melocotones vuelve a casa en verano. Ni una nube en el cielo hoy en Allende. El contorno de los picos guiña a la Montaña Mágica.
 

A veces paso por el mismo lugar años más tarde y hago la misma foto, y nunca es la misma, algún ángulo de esa mirada hogareña pestañea en otra dirección. Quizá hoy el sol dejó un reflejo distinto en el cristal.



 
Me siento extraño en esta nave quieta. No hay marinero en calma y yo no soy una excepción. Mi barco tiene los mismos colores que mi casa.



 Las ventanas en Asturias se abren en la piedra y respiran kilómetros de oxígeno. La Basílica de Covadonga franquea sus muros para mirar al monte y seguir los caminos que llevan hasta los lagos glaciares.
 
 La fuerza del mar atraviesa islas de rocas. Corta una ventana natural y se asoma a la playa en Peñarronda.
 
 





Ventanuco en la habitación de Heidi en La Montaña Mágica

Ventanita en la buhardilla del un hotel rural de Cabo Busto
 
Ventana en Cabo Busto con jardín en exterior


 
 Me despido hasta el próximo reportaje desde
 
una ventana al monte en el oriente de Asturias,
 
y con las vistas al mar desde occidente.
 
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Lucía Alcina en Asturias  Microrrelatos inspirados en ventanas asturianas
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Fotografías de Lucía Alcina