martes, 16 de diciembre de 2014

Hijas de los árboles


 
Por mucho que os ocultéis, Brilláis demasiado para mis ojos. Foto de Lucia Alcina
Hijas de los árboles
Mensajeras de invierno
Retornad.
Rubores encendidos
Del norte de los bosques
Escuchadme.
Eternas ateneas
De lanzas afiladas
Blandid el viento.
Plumas de áurea tinta
De rúbrica constante
Escribid.

                                                 
                                                          Invocación de Arnadeil, reina de las hadas
Extracto del cuento de Lucía Alcina
 

Hijas de los árboles - Foto de Lucia Alcina

Texto y fotos de Lucía Alcina

viernes, 21 de noviembre de 2014

Querido Hopper,


Querido Hopper - Madrid en Invierno - Lucia Alcina

Te escribo para contarte cómo va el mundo. Aunque mejor no te lo cuento, porque ibas a fliparlo, en la acepción anglosajona (Flip: Suddenly become very angry ).

 Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina

Seguimos en la tierra. Por ahora.
Aunque se barajan otras posibilidades para que no siga siendo así. Resulta que la luna es muy pequeña, y sólo acoge a los artistas y poetas, refugiados, en un éxodo continuo. Parece ser que hay cada vez más agujeros negros, por los que los científicos se escurren olvidados, como agua por alcantarillas. Hay quien piensa, o se agarra a pensar, en mundos paralelos, mundos fantasmas que se pliegan en un abanico; porque en éste, doblez, donde viven, no tienen, ni siquiera, un asidero.

Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina
 Hemos vuelto al lenguaje oscurantista de la alta edad media, lleno de chistes y de burlas, y de dagas, bromas de todas las calañas; ya sabes, risas y sonrisas de turbias intenciones, a las que, si respondes, le salen las espinas de la injuria.
 
Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina
 

Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina

Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina
Luces sigue habiendo muchas. Pero tú sabes bien
 que no por mucha luz se alumbra lo que hay dentro.
La gente no es mala en general, aunque estamos invadidos de malvados. Y se le canta a todo, con un encanto de apariencia colibrí, que de cuervo tiene las entrañas. Querido Hopper, seguimos solos.
Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina

Aún así, te quedarías sorprendido al saber la cantidad de jóvenes que andan aún por el mundo, llenos de curiosidad, de vida, y de ansias de vivir, y recurro de nuevo a tu idioma, porque no encuentro una palabra amplia y limpia para describírtelos. They are Wise.

Madrid en Invierno - Fotografía de Lucia Alcina
 
Por lo tanto, quizás haya ocasión para otra carta.
Hasta entonces.

Un abrazo,

Fotografías de Lucía Alcina








lunes, 6 de octubre de 2014

Un espacio entre uno y el horizonte, donde el tiempo no existe


El tiempo no existe. ¿Cómo puede existir, si puedo morir hoy o alcanzar los cien años? Un amigo me dijo una vez que no me obsesionara con el tiempo. No le entendía. ¿Cómo no iba a hacerlo si mi mundo estaba lleno de objetivos, plazos y metas que me imponía la sociedad donde vivía?

Fotograma del film 'Boyhood' de Linklater

Luego, aprendí que el mundo real se movía en un orden mucho más caótico, y que, ni cumplir los plazos, ni alcanzar las metas, ni construir objetivos artificiales, nada de toda esa parafernalia en la que organizamos nuestra vida, garantizaba alcanzar la plenitud de una vida. Mi vida.
 
El tiempo no existe. Y eso causa una alegría enorme. Tanto la anciana que riega sus flores sonriendo entre sus arrugas, como el bebé que se ríe gateando por primera vez, están viviendo un único momento, su único presente. Porque no existen garantías. Y la riqueza de un instante sólo se encuentra si se vive ese instante.

No hay duda de que para caminar hace falta un camino. Pero el camino es espacio, y no tiempo. Cuando logramos ver un horizonte que nos interesa, calculamos el trayecto que nos llevaría hasta él.


Senda costera entre Puerto de Vega y Barayo - Fotografía de Lucía Alcina

En lugar de calcularlo espacialmente, lo hacemos segmentándolo en tiempo. Y erramos.

Porque el horizonte no se alcanza por una suma abstracta de segmentos. Las metas no son horizontes. El horizonte es un presente lleno de momentos.

Hay un ejemplo muy visual para entenderlo, ahora que vivimos en un mundo de imágenes fotográficas. Instintivamente hacemos fotos para captar los instantes de nuestra vida.

Nos hacemos fotos a nosotros mismos, a los paisajes que vemos, a los amigos; registramos la música que nos hace vibrar, las frases de los libros que nos hacen pensar. No se nos ocurre hacer una foto de una meta, de un objetivo, de un plazo.


Fotograma del documental 'La sal de la tierra' de Wim Wenders


Wim Wenders acaba de realizar un documental sobre el fotógrafo Sebastiao Salgado. En él se recogen todos los instantes que tomó a través de su cámara. Y cuando lo ves te das cuenta de que no existe el tiempo.

Linklater acaba de presentar su película Boyhood. En ella se capturan las situaciones principales que han marcado la vida de un niño. En ella no hay metas, y uno de los personajes, no el principal, se desmorona al final del film cuando se da cuenta de que seguir los plazos no lleva más que al vacío. Que no existe un premio al final. Y que, si no sabes dónde estás en cada momento, si no vives el instante como un espacio, pierdes el horizonte.

Y te empiezas a preguntar sobre esa cosa tan abstracta que llaman "el sentido de la vida", como si existiese sólo un sentido, como si existiese un regalo empaquetado con todos los ingredientes del puchero, como si la ruta fuese una raya en el suelo sobre una superficie plana.

Cruce de caminos en Malleza - Comarca Vaqueira - Foto de Lu Alcina

Que no exista el tiempo no significa que no podamos proyectarnos hacia delante. No podemos controlar los agentes externos. Los internos no siempre están en nuestras manos. Pero podemos trabajar nuestra voluntad, nuestro movimiento. Sin perder de vista el bosque, atentos a los árboles, a las raíces, y los contratiempos del cielo.

Y no es tarea fácil. Son muchos los mensajes que recibimos del exterior como para escuchar nuestra propia voz. Hay que hacer un esfuerzo por escucharla. Pero no sólo eso. Hay que ser sincero con uno mismo.

Antiguo faro del Cabo de San Agustín en Ortiguera
Fotografía de Lucía Alcina

Levanta uno la vista y alcanza a ver un horizonte hacia el que de verdad quiere ir. Y ahora empieza a caminar. Cuando el caminar no tiene un manual de instrucción, y el camino no está trazado. Es un espacio entre uno y el horizonte.
 

'Que no exista el tiempo
no significa que no podamos
proyectarnos hacia delante.
Levanta uno la vista y alcanza a ver
un horizonte hacia el que de verdad quiere ir.
Y ahora empieza a caminar,
un sendero no trazado,
en un espacio entre uno y el horizonte.'
 
Lucía Alcina

Cuando la Nave es el Viaje
Senda costera junto a playa de Porcía

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Hombres y Mujeres


  
Palabras en su lucha contra el viento.
 
 
http://www.unwomen.org/en/news/stories/2014/9/emma-watson-gender-equality-is-your-issue-too
Dibujo de Lucía Alcina
 
 

sábado, 20 de septiembre de 2014

Con los pies en la tierra


Fotografía de Ana López Benítez

Fotografía de Ana López Benítez


Las pequeñas islas de ceñida vegetación se ordenan aleatoriamente hacia el horizonte.
Transmiten apego a la tierra.
Las nubes toman distintos volúmenes. Susurran en otro idioma.
Y sientes la gravedad de la tierra como una fuerza enorme,
como un manto que protege el calor de su interior,
dejando que las nubes se pierdan en su inestable viaje,
permaneciendo firme en el verde barro.


Lucía Alcina

jueves, 18 de septiembre de 2014

Largo viaje hacia el verano

 
Fotografías, con seis meses de intervalo entre una y otra, de un Prunus armeniaca, llamado comúnmente albaricoque o damasco.
Fotografía de Lucía Alcina

Fotografía de Lucía Alcina

viernes, 12 de septiembre de 2014

2. Hay un lugar para un café en París

Fotografías de Lucía Alcina
Sección Hay un lugar
 
Quizás el mejor lugar para disfrutar de un café en París
sea en un rincón escondido en uno de sus jardines.
 
 Pero en París llueve.
 
Ese ambiente de calado constante
va diseñando un mapa de esquinas y chaflanes
que abrigan mágicas puertas a cafés de cálidos interiores.
 
Rayuela es un Café en París - Fotografía de Lucía Alcina
 Foto de Lucía Alcina
Foto de Lucía Alcina
Hay un lugar
A veces no llueve.
Los colores de la ciudad cambian.
La expresión de la gente de París respira. 

Bohemia.
París concentra numerosas cafeterías en el entorno de la Île de la Cité y en el quartier Saint Germain.
Donde se idean relatos, y conversan las generaciones perdidas.



No todos están en el centro.
Hay que buscar en todo París.
Para encontrar tesoros escondidos.






 Y girar en esa esquina que se aleja de la calle principal.
Para encontrar tu rincón.
  Foto de Lucía Alcina. Rue des Barres. Église Saint Gervais

 
 
Fotografías de Lucía Alcina
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Hay un lugar - donde perderse para empezar a vivir

Allen, y la imaginación como antídoto . Midnight in Paris


miércoles, 10 de septiembre de 2014

1. Hay un lugar para perderse

Apartado. Entre robles y castaños. El Monasterio de Santo Estevo.
Silencioso entre el Miño y el Sil.
Elevado. Tallado en piedra sobre el bosque.
Solitario. Bajo el refugio de las bóvedas.
Lleno de caminos y paseos.
A cubierto, para andar los días de lluvia por corredores y pasillos.
 
Hay un lugar

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotografías de Lucía Alcina
 
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